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  *Ecos de Mafeking*
 






Oso Protector del CINAS (Circulo Nacional de Antiguos Scouts) en el debut de
“Ecos de Mafeking”, el programa exclusivo para los Scouts mayores de 30 años. Una manera muy particular de juntar a todos aquellos que son scouts de años.



CUENTO SCOUT PARA ALGUIEN COMO VOS...
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Todavía conservo íntegro el recuerdo de mi primer campamento, los preparativos previos tales la comida (destacando por supuesto los jugos y las donas), el dinero, el equipo y toda esa serie de cosas que hacen que pese de más tu mochila.
No sé cómo me convenció un amigo de que ingresara a los scouts, pero lo cierto es que asistí a una justa a "ver" qué carambas hacían y jamás supe que pasó en mi cabezota que ya no pude zafarme del Movimiento, aunque al principio ya sabes, quieres obtener la más alta condecoración de la manera más fácil, aunque después te des cuenta que hay que tener paciencia y muchos conocimientos para lograr lo que te propongas.
Y ahí estaba yo. Un tiempo después colgaba alrededor de mi cuello una pañoleta, así como unas flamantes "motas" en mis piernas que olían a "Vel Rosita" (señal de que se habían lavado anteriormente por mi mami) y una promesa hecha, pero sobre todo... ¡listo para salir de campamento!.
Debes saber que en los primeros campamentos aproximadamente el 80% de la mochila son cosas que no te sirven para nada y yo no era la excepción, bueno, hasta cargaba con el perico el cual no lo llegue a extrañar después, cuando acampábamos junto a la expedicionarias, dignas sustitutas de mi "Chanito".
Ya en el autobús y después de enterarnos de la vida, obra y milagros de todos y cada uno de los integrantes del grupo, llegamos al lugar en donde se realizaría el campamento de tropa de expedicionarios. El lugar se me hizo muy impresionante, cosa que va aminorando cuando visitas ese mismo lugar como unas cien veces más.
Todo transcurría normalmente, es decir, lo de siempre; heridos, perdidos y varios quemados (algunos por el fuego y otros por los chismes). Sólo te puedo decir que empecé con el pie derecho mi vida dentro del escultismo.
El tiempo pasó rápidamente (en los scouts se va volando) y realicé muchas salidas, excursiones, campamentos, actividades anexas, pero lo mejor es el recuerdo de todo esto. Un día, después de que te has pasado la vida llegar a guía e intentar hacer la cosas a tu modo, el jefe de sección te dice que ya va siendo tiempo de dejar el cargo y ...¡Oh sorpresa!, ves cómo comienza el "draft" entre los muchachos de la patrulla para ver quien es tu sucesor.
Llega entonces el día marcado por el destino, una ceremonia y entregas tu cargo a otra persona para que porte tu cordón que a veces ya sentías que te ahorcaba. Sin más ni más y con un previo lloriqueo, te dan tu bye, bye de esa sección y te mandan a otra donde tu único objetivo es sobrevivir y no morir en el intento: el Clan de Rovers.
Ahí también empieza a correr el tiempo y ahora tu meta es llegar a ser Rover investido después de librar las actividades, servicios, "cenas de meditación" y algunas otras reuniones donde los humos no bajan, más bien salen de las bocas de todos y no te dejan respirar.
Como dije el tiempo pasa y ¡zaz!, experimentas una de las experiencia más gratificantes dentro de tu vida en el Escultismo, tu investidura.
Llega el momento en que ya no te acuerdas de los "Picapiedra" ni de "Don Gato y su Pandilla", además de que los "Simpson" ya no son cosa del otro mundo (por tanto capítulo repetido), sino por que ya tienes más cosas en qué preocuparte. Es ahí el punto crucial donde tu "carrera" o tu trabajo comienza a interferir con lo que más amas en la vida, los "scouts".
Han pasado muchos, pero muchos años. No hace mucho me retiré del movimiento (y nunca hubo algún "fondo para el retiro"), y ahora algo pasó en mi vida que sólo Dios sabe por qué debe de pasar. Si, así es, todos esos recuerdos son lo único que me queda, son el motivo por el cual aún sonrío.
Sí, así es... aún sonrío a pesar de estar en una cama de hospital por padecer cáncer, sí, así es, es inoperable y casi estoy a punto de entrar a la fase terminal.
El tiempo ahora es poco, sé que aún me queda muchas cosas pendientes y mis recuerdos se agolpan en mi cabeza, pero dentro de todos esos recuerdos que hoy llegan a mi mente, está la clave del por qué aún sonrío y es porque las cosas que hice y viví dentro de este movimiento, son motivo suficiente para poder decir ¡Gracias!, a la vida y a Dios.
Ahora me preparo para descansar, por que sé que después de todo buen campamento, el reposo es uno de los mejores premios.

 
 
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